"Yo no soy tonto"

Decía el slogan publicitario. Eso deben pensar los 1.3 millones de personas que firmaron un documento a favor de crear una Ley de Protección Animal.
Nuestro, o vuestro (como dice Sabina), querido gobierno tras prometer en las pasadas elecciones una Ley que castigue el maltrato, tortura, abandono etc... de cualquier animal, se hace caquitas y recula a sus comodas butaquitas de quita y pon y dice que na nai, que ahi nos las den todas. Que yo me llamo Hamed y no entiendo lo que dices. Que los juristas no pueden aprobar algo que es competencia de las autonomías. Que si quiere cargarse a su perro, hurón o hamster, elija usted bien la comunidad que mejor le venga. Por que resulta que dependiendo del sitio donde le sacudas o cuelgues al pobre bicho te aplauden o te multan.
Asi nos va. Pensando que somos el ombliguito del mundo.
Hace un més en un hotel de Alemania vi un programa de televisión (pública) en el que no salíamos tan bien parados. A elegir, toros lanceados, galgos colgados de arboles o tirados a pozos, cacerías a manos de juventudes del PP de gatos en la finca de papa y asi durante 2 horas.
Pues eso, que os den mucho por el culo. Que hombre blanco habla con lengua de serpiente y que arrieros somos y en el camino nos encontraremos.
Y que como escribió alguién una vez, la humanidad podría ser borrada de la faz de la tierra y el mundo probablemente ganaría en armonía y felicidad, pero cada vez que un animal noble cierra los ojos para siempre este es un poco más oscuro y gris de lo que hasta ahora era.